Las orejas grandes, prominentes o separadas son uno de los motivos más frecuentes de consulta de cirugía estética. Su exagerado e indiscreto aspecto puede originar complejos desde tempranas edades que se pueden acarrear hasta la etapa adulta, interfiriendo en el autoestima y dificultando las relaciones sociales.

La otoplastia es una intervención quirúrgica indicada para la mejora estética de la apariencia de las orejas, y para la recolocación de las orejas “de soplillo” o excesivamente grandes a una posición más normal y acorde al resto del cuerpo. A través de esta cirugía se consigue una mejora en la armonía y proporción de las orejas con la cabeza en general, embelleciendo el aspecto físico del paciente.

Otras anomalías del desarrollo del pabellón auricular, como las orejas en copa o constreñidas requieren una corrección quirúrgica más compleja. La falta de formación de la oreja se denomina microtia, un problema que puede llegar a afectar la audición. En estos casos el tratamiento no tiene únicamente fines estéticos si no también reconstructivos.

La otoplastia puede realizarse a cualquier edad, pero si es posible recomendamos intervenir a edades tempranas, a partir de los 5-6 años, ya que el cartílago de los niños es más blando y facilita la remodelación de las orejas. En la otoplastia del adulto modificamos la técnica quirúrgica para debilitar el cartílago y conseguir igualmente un resultado natural y estable.

LÓBULOS RASGADOS O AGRANDADOS

Otro motivo de consulta frecuente en cirugía estética son los lóbulos rasgados o agrandados. El uso de pendientes pesados puede llevar a que los agujeros de las orejas vayan desgarrándose. El paso de los años y la pérdida de elasticidad de los tejidos contribuyen a que esto se produzca. Además, paulatinamente se pierde firmeza y relleno en todo el lóbulo, que se hace más ancho y con un aspecto colgante que resulta muy poco estético.

Hay muchas técnicas descritas para la otoplastia, pero básicamente empleamos dos tipos de procedimientos. En uno se corrige el exceso de proyección abordando el cartílago auricular por delante y por detrás y «tallando» el cartílago para conseguir una forma más adecuada. En el segundo tipo, la corrección de la forma se consigue mediante unos puntos de sutura permanentes que se anclan en la parte posterior del pabellón y mantienen la forma deseada.

Cuando  el cartílago auricular es muy firme (adolescentes, adultos) empleamos una combinación de ambas técnicas, debilitando el cartílago en la parte anterior para facilitar que se pliegue,  e incluso hacemos la concha más pequeña extirpando una pequeña media luna de cartílago.

La cicatriz queda completamente escondida en la parte posterior de la oreja y no es visible.

La operación puede realizarse con anestesia local y sedación y el paciente abandona el hospital a las pocas horas. Colocamos un vendaje de protección durante los primeros días, que se sustituye posteriormente por una cinta o banda, que ayuda a mantener la posición y a proteger las orejas durante el periodo de cicatrización.

A excepción del deporte o el ejercicio físico, la persona puede reincorporarse a sus actividades normales en pocos días.

TRATAMIENTO LÓBULOS RASGADOS O ALARGADOS

El tratamiento es una cirugía sencilla que se realiza con anestesia local, de forma ambulatoria. En el caso de los lóbulos rasgados se extirpa la piel que rodea el agujero del pendiente y posteriormente se suturan los bordes. Cuando queremos reducir de tamaño y redondear el lóbulo, el procedimiento es un poco más laborioso, pero igualmente sencillo y agradecido en su resultado.
La operación no es dolorosa. Los puntos se retiran entre 15 y 20 días. Hasta ese momento se usan unas pequeñas tiritas muy discretas.
A partir del mes pueden volver a colocarse unos pendientes.
Finalmente, si el lóbulo está muy adelgazado o atrófico podemos darle una aspecto más juvenil con técnicas de relleno.