Las mamas tuberosas y las grandes asimetrías que acomplejan enormemente a las adolescentes más jóvenes (entre 13 y 15 años) pueden tener una solución efectiva y muy segura.
Desde nuestra clínica no solemos recomendar los implantes mamarios para menores de 16 años y, siempre que se pueda, preferimos que las pacientes esperen hasta que alcancen la mayoría de edad para hablar de aumento mamario con prótesis. Principalmente, por dos razones muy evidentes:
- La primera de ellas se debe a que el proceso de desarrollo natural de las jóvenes todavía no se ha completado. Y sin duda alguna es mejor esperar a observar cómo finaliza el crecimiento natural de las mamas para realizar los ajustes que sean necesarios posteriormente. Si la otra mama crece finalmente de lo esperado, por ejemplo, esto debería volver a corregirse. De modo que si podemos evitarle a la joven más intervenciones de las necesarias, muchísimo mejor.
- La segunda, es que una adolescente de 13, 14 o 15 años todavía es demasiado joven para entender lo que implica portar unos implantes mamarios. Si tenemos en cuenta la esperanza de vida actual, y siendo muy generosos con la duración total de los implantes (20 años como máximo y prácticamente nunca se llega a esa cifra), la menor tendría que someterse a lo largo de su vida a unos tres cambios de la prótesis mamaria. Tres intervenciones más a lo largo de toda su vida.
Incluso para casos en los que debe llevarse a cabo una reconstrucción severa de la mama adolescente, cada vez optamos menos por lanzarnos a la opción de la prótesis y preferimos probar otras opciones como, por ejemplo, la reconstrucción con tejidos de la propia paciente. Hasta que ésta tenga la edad suficiente para decidir con madurez si quiere introducir, además, un implante mamario.
¡Pero el lipofilling, como adelantábamos, nos trae magníficas noticias! Sabemos que esa franja de edad, la que va desde los 13 a los 15 años, es sumamente delicada para las niñas adolescentes.
Y tener que decirles que esperen unos cuantos años más hasta que su problema sea solventado mediante unos implantes mamarios puede suponer para ellas un gran disgusto. Cuando no, problemas más complejos en el daño de su autoestima y seguridad personal, que acaben afectando gravemente su salud psicológica.
El lipofilling mamario es una cirugía muy poco invasiva. Y puede suponer, o bien una solución definitiva, o una transición más que agradable hasta que la joven tenga edad suficiente para portar unas prótesis mamarias que le otorguen los resultados definitivos que está buscando para su imagen corporal.
¿En qué consiste el lipofilling mamario en adolescentes de 13 a 15 años?
El lipofilling mamario es una técnica que nos permite inyectar grasa procedente del cuerpo de la propia paciente en las mamas para corregir graves irregularidades y remodelar su forma. Es una técnica muy interesante, pues no solo consiste en aumentar un poco el tamaño o la proyección de los senos, y simetrizarlos, sino que además mejora más que notablemente la calidad de los tejidos.
Y precisamente por esa última razón, el lipofilling no supone ningún tipo de impedimento para la introducción de unas futuras prótesis mamarias. De hecho, al mejorar la calidad de los tejidos mamarios, es una técnica estupenda para preceder a una posible introducción de implantes en el futuro.
¿Cuáles son las pacientes ideales para este tipo de técnica?
En términos generales, hablamos de niñas menores de edad, que se encuentran entre los 13 y los 15 años y que presentan fuertes asimetrías en sus mamas (un pecho mucho más pequeño que el otro); esto suele acompañarse de una caída evidente, fruto de la práctica ausencia de glándula mamaria o de otros defectos en los tejidos circundantes. Las mamas tuberosas suelen ser una de los diagnósticos más comunes en este sentido.
Por lo tanto, el lipofilling está indicado para pacientes con mamas tuberosas o asimetrías muy marcadas o severas. Incluso de niñas que tienen que llevar una prótesis externa metida dentro del sujetador para tratar de disimular su problema.
Esto les condiciona enormemente, como podemos imaginar, actividades como hacer deporte y tener que ducharse junto a sus compañeras o, simplemente, ir de compras. Este tipo de situaciones pueden llegar a ser muy traumáticas para ellas y suponer importantes escollos para el desarrollo de una autoimagen corporal saludable.
Hablamos de edades muy sensibles en las que las niñas comienzan a desarrollar su sexualidad. Lo cual va íntimamente relacionado con el fortalecimiento, o no, de la autoestima. El hecho de sentirse ‘bichos raros’ y no encontrarse atractivas, puede llegar a dañar, incluso, su salud mental.
¿Puede suponer algún riesgo en términos de salud oncológica?
¡En absoluto! Desde el punto de vista oncológico, hasta lo que sabemos hoy en día los expertos, puede afirmarse que el lipofilling es una técnica totalmente segura.
Cualquier tipo de injerencia que un cirujano plástico realiza en una mama requiere de total atención y visión a largo plazo. Siempre tenemos que tener en la cabeza si ese procedimiento que vamos a realizar va a condicionar un cambio en cuanto a la posibilidad de desarrollar un tumor maligno.
O si, en el caso de que esto ocurra (no podemos olvidar que el cáncer de mama es el tumor maligno más común en la población femenina), el hecho de haber sido intervenidas va a suponer algún tipo de alteración en el tratamiento; va a dificultar el diagnóstico; o si va a cambiar el pronóstico. La respuesta a todo esto es: No.
Ciertamente cuando introducimos grasa en la mama pueden aparecer algunas imágenes radiológicas como pequeñas calcificaciones (porque, en efecto, hay una parte de la grasa que se pierde). Pero dichas calcificaciones son de características muy diferentes a las que aparecen asociadas a un tumor maligno. Es más, el lipofilling es una técnica que se usa dentro de los procedimientos reconstructivos tras la extirpación de la mama (mastectomía) debido a un cáncer de mama.
¿Cómo es exactamente la intervención de lipofilling mamario en adolescentes?
Como adelantábamos, el lipofilling mamario es una cirugía poco invasiva y muy segura. Que se realiza con anestesia general, pero se practica de forma casi ambulatoria, podríamos decir, puesto que las pacientes no suelen necesitar pasar noche ingresadas tras la intervención.
Puesto que el lipofilling requiere de grasa autóloga para llevarse a cabo, hemos de realizar una pequeña liposucción en la paciente. Todo esto se lleva a cabo en la misma intervención, no son necesarias dos anestesias. La cantidad de grasa extraída será moderada, no se suele extraer grandes volúmenes: ni más ni menos que la que necesitemos para el lipofilling. No se suele inyectar una gran cantidad para favorecer que ese injerto graso prenda adecuadamente.
Para llevar a cabo la liposucción, la paciente debe presentar pequeños acúmulos de grasa localizados. Si bien es cierto que no tienen que ser excesivamente llamativos, si la paciente estuviera excesivamente delgada no podríamos practicar esta intervención. Sin embargo, la gran mayoría de las adolescentes tienen un poco de grasa localizada en la pierna, alrededor del glúteo, en la cara anterior de la pierna o, incluso, en la cara interna del muslo.
Marcamos, por lo tanto y en primer lugar, las zonas en las que creemos que la grasa es mejor para llevar a cabo el lipofilling. El abdomen es nuestra primera zona estrella: hablamos concretamente de la zona infraumbilical.
Sacamos la grasa con baja presión de aspirado para que no dañemos las células grasas. Y luego procesamos esa extracción en el mismo quirófano para que se quede lo más pura y concentrada posible (o bien centrifugándola, o bien dejándola reposar para que se separe el líquido que haya podido también ser extraído junto con la grasa).
Después, con unas cánulas finas, esta grasa se inyecta en la mama. Vamos realizando este procedimiento por planos: debajo de la piel, debajo de la mama, etc. La mama adolescente es muy fibrosa, por lo que verdaderamente dentro de la mama en sí, lo que es el tejido glandular, no solemos pinchar. Lo ponemos todo alrededor y también debajo del pezón.
Lo que pretendemos con esta técnica es mantener, por un lado, la grasa lo más entera posible. Y por otro, al irse inyectando de forma que quede todo lo más uniforme posible, conseguimos que quede todo lo más regular posible y sin protuberancias.
Una vez finalizada la intervención y estabilizada la paciente, ésta puede irse a casa tranquilamente a recuperarse; atendiendo a las indicaciones postoperatorias que marcamos. Las cuales no son tremendamente estrictas, sino muy fáciles de seguir. Por ejemplo, suele recomendarse que la paciente porte una fajita durante 15 días: al ser una liposucción muy leve, no es necesario llevar una faja de forma más estricta.
¿Es una cirugía definitiva?
Suele necesitarse una nueva intervención a los seis meses del primer lipofilling., puesto que parte de la grasa se reabsorbe de forma natural, en torno al 30 o 50%. Eso sí, la que ha prendido, se queda de forma estable, y solamente basculará a largo plazo si la paciente tiene cambios bruscos de peso. Aumentando o disminuyendo en función de si la adolescente engorda o adelgaza.
Por ello, una segunda cirugía conseguirá que logremos unos resultados estupendos para que la paciente pase esta fase crítica de su adolescencia con seguridad y autoestima fortalecidas hasta que pudiera decidir, más adelante, si además necesita finalmente unos implantes.
El lipofilling mamario en adolescentes, por lo tanto, se trata de una intervención muy segura y mínimamente ‘agresiva’ que consigue estupendos resultados en menores de 14 o 15 años de edad. Al tratarse de grasa autóloga, reduce a la mínima expresión la posibilidad de cualquier tipo de rechazo por parte del organismo de la paciente. Nos da una opción de tratamiento ideal en una edad en la que para ellas es muy importante el desarrollo de la propia imagen corporal, las relaciones sociales, su despertar sexo-afectivo, etc…
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